La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar 🎵

En esta nueva entrega nos encontramos en Lima, Perú, en una nueva emocionante aventura en el Alberto Mendelzon Workshop y la Summer School on Data Management. Etcétera. Auspiciados por el Centro de Investigación para la Web Semántica. Etcétera.

Como somos choros, arrendamos una casa entre 6 y esto parece un reality show. Excepto por la polémica, las cámaras, y todo el resto que hacía de los reality shows algo para ver en la tele.

La casa tiene cerca de 10 camas, 4 baños, 6 sillones, techo y una puerta con ventanilla para cuando llegan los amigos y tienen que decir el santo y seña para entrar. Tanto así que Nelman (sí, el mismo del Training Camp de Córdoba) abrió la ventanilla por un momento y de la nada se apareció alguien a preguntarle alguna cosa random que no supo contestar.

Cerca del lugar el evento, el Centro Cultural Ccori Wasi, hay un parque, el Parque Central de Miraflores, que tiene algo muy especial: está lleno de gatos. Sí, gatos. No perros ni pájaros. Gatos. Esos animales peludos de cuatro patas. No estaban paseando, son los dueños del parque. No temen a los seres de dos patas que transitan por ahí, ni cuando se mueven en más patas.

• Está prohibido traer Pisco de afuera hacia Perú. No decía nada sobre drogas duras, así que lo tendré en cuenta para la próxima (ES BROMA, NO ES CIERTO).
• Tomé el taxi más caro de la vida del aeropuerto al centro por la sugestión de la peligrosidad de los taxis. Igual me contaron un par de historias de terror al respecto. Así que no estoy (tan) arrepentido. Igual, si no vuelvo a Santiago, será por la falta de efectivo.
• “Darles el doble [de fideos] les sale el doble” – Nelman.
• Me tomé unos piscos místicos, un Ñawpa Pacha y un Kantuta. El primero venía en un vaso dentro de un florero de greda que no hacía nada, y el segundo en un vaso de vidrio.
• Encontramos un caballero del zodiaco paseando de noche.
• En un local se necesitaba un “jalador”, vaya a saber uno qué es eso.
• Como no se me ocurre con qué más rellenar, aquí me despido de esta primera parte de nuestras emocionantes aventuras en Lima. Or buá!