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Hola qué Talca, cómo andamios

El Lugar de Mosquitos

Publicado el — Feb 20, 2013

En estos últimos días estuve de vacaciones con mi familia (como seguramente habrán notado, dado que se alteró la periodicidad con la cual posteo, mis queridos dos lectores), por lo cual no he tenido nada de tiempo para hacer un post… Bueno, sí, sí he tenido tiempo, ya que no hago nada en todo el día, pero no va al caso. Bueno, sí, sí va al caso, pero en fin, no va al caso. Lo que quería decir es que como no va al caso… en fin, ya ni me acuerdo qué quería decir en este párrafo.

El segundo párrafo si tiene un objetivo más claro, como lo tienen todos los párrafos cuando uno escribe bien. Ahora, yo no escribo tan bien como me gustaría, pero dado que todo lo que veo últimamente escrito en internet son cosas como “jkakakjkjajkjkajkjkajkkjka”, “XDDDDDDDDDDDDDDDDDD ctm me meo”, o “hoye el pan lo puedo untir?” creo que no estoy tan mal. Nuevamente le he hecho perder el tiempo con un párrafo sin sentido, pero le prometo que el próximo no lo defraudará :D.

O sí.

Quería contarles (ya que sé que invitó a todos los que tiene cerca para leer este post y por eso hablo en plural ahora) una historia de algo que nos sucedió en nuestro viaje de vacaciones al sur. Existe un poblado cerca del lago Todos los Santos llamado Petrohué, que en mapudungún significa Lugar de Mosquitos. Este lugar se caracteriza por lo bonito del paisaje y por lo feo que se ve con tanto turista tomando fotos; además de los mosquitos, o más bien, zancudos, que llegan a medir cerca de metro y medio y llegan a chupar más de 20 litros de sangre, por lo que es recomendable ir bien equipado. Lo más llamativo del lugar son los Saltos del Petrohué, un lugar donde le cobran 1500$ para ir a amontonarse con los demás que pagaron la entrada mientras se toman fotos.

Sin embargo, esa ocasión fue particular. Eran cerca de las 6 o 7 de la tarde cuando llegamos por un tour, que nos daba como 40 minutos para ir a mirar o a pagar la entrada y después volver. Como buenos turistas que éramos, fuimos a mirar los Saltos. Dentro de este sector habían varios senderos que conducían a varios lugares, siendo el más popular el que llevaba a la vista a los saltos del río. Existía otro sendero, llamado Sendero de los Enamorados, que era más largo y con más bifurcaciones. El loquito del tour nos dijo que no fuéramos por ese camino, ya que nos iba a tomar más tiempo que los 5 minutos que nos iban a quedar luego de hacer la cola para pagar la entrada.

La fila del baño

Pero como el astuto y audaz lector habrá deducido, nos desviamos del camino (mentira, no fue así, pero tengo que ponerle color a la historia, así que Ud. no es astuto ni audaz). Nos dirigimos por un sendero oculto que nos llevaba a un bosque maldito, como decíamos después de lo que nos pasó. Sospechábamos que algo iba mal cuando ya no veíamos basura en el suelo: creímos que quizás nos íbamos a encontrar con un puma, un zancudo gigante, o con la casa de Agustín Edwards. Lo que nos encontramos no tuvo comparación, fue una experiencia terrorífica y nos salvamos por poco para contarla. Y por su puesto, hay fotos, y gratis!!1

Lo de la casa del dueño de El Mercurio no era broma; ahí se ve su casa, en el living de la cual pasa una cascada, más abajo están las casas de los que se la cuidan cuando no está, en la orilla hay una casa de muñecas (que es una réplica de la casa original); la única forma de llegar ahí es por mar lago.

Mientras seguíamos el sendero me preguntaba qué título le iba a poner a este post cuando de repente apareció: una criatura de los bosques extraña y gruñona. apareció de entre unos matorrales y se acercó cautelosamente, yo creo que para saber si éramos presa o predadores… su aspecto temible indicaba que la presa éramos nosotros.

Cuando parecía que se retiraba y por fin estábamos seguros de volver al punto de encuentro para seguir el tour, ocurrió. Un sonido detonante, somático y odorífero lo alteró y causó el ataque.

Nos atacó tan rápido que no nos dimos cuenta. Cuando trataba de desenvainar la espada ya no tenía brazo. Todos morimos en el lugar.

¿Será este el final de las aventuras del autor? No se pierda el próximo post, con más resurrecciones que nunca.